- A Dios no le precisa una causa para existir.
- Todo ser que pueda cambiar es un compuesto.
- A todo compuesto le precisa una causa para existir.
- Si Dios no es impasible, puede cambiar.
- Si Dios no es impasible, es un compuesto. (2, 4)
- Si Dios no es impasible, le precisa una causa para existir. (3, 5).
- Dios es impasible. (1, 6)
Los adherentes del “teísmo clásico” —fundado (por lo general) en las tradiciones filosóficas de Aristóteles, Platón y sus seguidores— deben sostener la primera premisa de este argumento. Para nosotros, Dios es la causa primera, de modo que no puede ser contingente por definición. Cualquiera que sea causado por otro, o siquiera depende de otro para existir, es contingente, y tiene una causa.
La segunda premisa también me parece indudable. Si un ser X no es compuesto, es bastante borroso cómo puede cambiar sin dejar de ser X. Con los seres compuestos, puede haber múltiples aspectos accidentales que, por ser no esenciales, podrían irse. Pero no es así para los no compuestos.
En cuanto a la tercera premisa, tampoco se puede dudar, al menos después de ser entendida correctamente. La causalidad no se relaciona con el tiempo de forma estricta o necesaria, sino con el hecho de que algunos seres dependen de otros para existir. Una bola de tenis, incluso de no tener un principio temporal, depende de la materia que la compone. Si la goma y la pelusa que constituyen su forma redonda desapareciesen, ya no existiría. Esas dos materias, por lo tanto, son la causa material de nuestra hipotética bola de tenis eterna.
¿Tú qué opinas?