Cada lector contemporáneo que haya leído la Biblia tendrá unos problemas con ella, lo que sean las conclusiones tontas o irrazonables que formemos de nuestras dificultades. Hoy en día, no me preocupo mucho por la mayoría de las que otras personas me han dado. Quejas acerca de individuos anormalmente viejos, animales parlantes o “milagros físicamente imposibles”, entre otras, son poco más que cortinas de humo y epítetos de petición de principio. Es obvio que, si Dios existe, eventos que no caben bien con las leyes físicas del universo son posibles en principio, pese a ser sumamente raras, así que dichas quejas no sirven.
Tampoco me conciernen afirmaciones sobre cómo los textos bíblicos se combinaron para darnos nuestro corpus bíblico actual. Mi fe no depende de creer que Moisés escribió el Pentateuco, por ejemplo, y la suposición misma claramente es ilógica. No todas las tradiciones cristianas son obligatorias y nada requiere que la inspiración divina siempre “empiece desde cero”. Ponerse alterado (o caliente en ciertos casos) solamente porque el cuento de Noé se parece al de Gilgamesh, por ejemplo, nos cuenta más sobre el lector que sobre cualquier de los dos libros.
Ni tampoco me preocupo por llamados errores científicos; también dejan a un lado el propio porqué de tener la Biblia en el primer lugar. Incluso si aceptamos tales quejas, es irracional desvalorar la Biblia según tan bien se conforme con nuestras preocupaciones privadas en vez de tan bien cumpla su propósito original. (No obstante, sí que me conciernen un poco objeciones históricas; una gran porción de la historia salvífica parece depender de eventos recordados allí, aunque otros eventos tienen una importancia menor.)
En realidad, me preocupo más de declaraciones sobre el sistema moral de la Biblia, a diferencia de cosas supuestamente crueles que los autores inspirados digan o describan. Alguien puede decir algo atroz por razones buenas (p. ej. si describe lo que sucedió) o por lo menos por unas entendibles (si está justamente enojado con la situación, o tal vez no pueda describir mejor sus sentimientos), y por eso no debemos sentirnos excesivamente molestos solo porque hallamos algo como Feliz el que tome a tus hijos y los estrelle contra las rocas en la Biblia. Y muchas cosas descritas, por supuesto, no son respaldadas por los autores, pero sin embargo ocurrieron por razones comprensibles. Así que, una gran tajada de las quejas aquí también tienden a ser irrelevantes para los cristianos serios.
Dedicaré tiempo para responder a ciertas otras quejas mientras yo las encuentre, y por esto abrí esta nueva nota estructural. La interpretación caritativa se ha perdido algo de su popularidad, y algo se debe hacer.
Sin duda, no todas las quejas sobre el código moral bíblico se basan en lecturas obstinadamente irresponsables como la arriba refutada, y merecen nuestra consideración. Sin embargo, muchas sí lo son, y porque en mi esfera parecen cada vez más común, me tienta decir que el conocimiento bíblico está en declive.
¿Tú qué opinas?