Deuteronomio 22 y el matrimonio

De leer correctamente la Biblia

Aquí tenemos la cita de El Libro del Pueblo de Dios:

28Si un hombre encuentra a una joven virgen que no está comprometida, la toma por la fuerza y se acuesta con ella, y son sorprendidos, 29el hombre que se acostó con ella deberá pagar al padre de la joven cincuenta siclos de plata y ella será su mujer. Nunca podrá repudiarla, porque él la violó.

Sin duda lo arriba suena terrible; ¿dejaríamos una mujer con el quien la abusó así hoy en día? No nos ayudaría mucho observar que Éxodo 22.17 da la misma ley que Deuteronomio 22.28, 29, pero dice que el padre no tiene que dar a su hija al estuprador; si lo hiciera, los dos todavía estarían casados. Igualmente, sería una distracción explicar que el hombre también se castiga a causa de su acción —su “esposa” puede hacer cualquiera que quiera para convertir su vida en infierno y él tiene que soportar eso hasta que muera— ya que, de nuevo, los dos están casados, o así dice el argumento. Además, hacer la última “observación” omite el contexto más amplio, igual a la primera afirmación. Movámonos atrás unos versículos:

23Si una joven virgen está comprometida con un hombre, y otro la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, 24se hará salir a los dos a la puerta de esa ciudad y los matarán a pedradas; a la joven por no haber pedido auxilio, a pesar de que estaba en la ciudad; y al hombre por haber violado a la mujer de su prójimo. Así harás desaparecer el mal de entre ustedes. 25Pero si el hombre encuentra en el campo a la joven comprometida y se acuesta con ella por la fuerza, sólo morirá el hombre que se acostó con ella. 26A la joven, no le harás nada, porque no ha cometido un pecado que merezca la muerte. Es un caso semejante al de un hombre que ataca a otro y lo mata: 27como el encuentro se produjo en el campo, tal vez la joven pidió auxilio, pero no había nadie que la socorriera. (Énfasis míos)

Empieza con 24b: la mujer en esta situación se castiga porque no gritó para ayuda, aunque había podido para evitar ser violada. En contraste, en los versículos 25 a 27, la gente debe darle el beneficio de la duda. Es posible que la joven pidiera auxilio, y por eso es posible que jamás accediese a los avances sexuales. Ahora bueno, desde que estos versículos anteceden de inmediato 28 y 29, cualquier persona con una onza del sentido común y algo de caridad entendería que la mujer dio el consentimiento en esta coyuntura nueva también. Las mismas condiciones que condenaron o perdonaron a la primera mujer también condenan o perdonan a la segunda. Por eso, una interpretación justa de Deuteronomio 22 demuestra que la mujer no fue forzada a matrimoniarse con su estuprador, por la razón desalumbradamente obvia de que no fue violada, sino que accedió.

No debo tener que apuntar algo así de claro a la gente, pero todavía pasa. ¿¡Qué demonios es nuestro problema como cultura!?

¿Tú qué opinas?