Esta nota, por supuesto, trata de ambas partes o volúmenes del libro Unrecognized, por Kyle “Guy” Smith. Citas de la primera parte de nota como U1, y las de la segunda parte como U2.
Territorios que son de los chickamaugas:
- Los cementerios Welch y Souder (U1, p. 171)
- “Daksi Grounds” (U1, p. 172)
- Los territorios de Bolivar (“bo-lí-var”), Missouri (U1, p. 173)
“Keetoowah” = “cheroqui antiguo” (U1, p. 223)
El borro y unos ejemplos
Smith presenta la noción de borro (“erasure” en inglés), que trata de dos cosas distinguibles:
- Eliminación de la gente;
- Eliminación de su cultura.
La meta, en este contexto, era constante: tomar sus recursos y tierras para otros (U1, p. 2). El borro no se monopoliza por los no indígenas. Incluso las tribus reconocidas trabajan con el gobierno estadounidense para impedir el reconocimiento de “nuevas” tribus (U1, p. 63).
- La Nación Cheroqui (NC), reconocida por los Estados Unidos, intenta impedir el reconocimiento federal de otras tribus para proteger sus beneficios y negocio de casinos (U2, pp. 41-43). Hasta afirma que las tribus no reconocidas empezaron a buscar beneficios solo recientemente, en contra de los hechos históricos. Smith también arguye que el BIA (“Buró de asuntos indígenas”, por sus siglas en inglés) no lleva la culpa por el desenrollamiento progresivo de individuos y familias (U2, pp. 94, 95). Las Naciones Unidas declaró que las tribus establecieran sus criterios de identidad. Por ende, la NC es la responsable cuando el grado de sangre suba. (¿Por qué dar por sentado que los Estados Unidos siguen esta regla, dada su historia infiel? ¿En especial puesto que la NC es un títere, como Smith aseveró en U2, p. 62?)
El proceso de borro se arraiga muy bien profundamente en la historia de los Estados Unidos. Hoy en día, la imaginación estadounidense lo encarna en la tropa del “indígena que desaparece”, y la idea tal ejerce tan influencia que muchos creen que ya no hay “indígenas auténticos” (U1, p.5). Tal vez lo peor de todo es el auto-borro practicado entre los que lograron preservar algo de su territorio. Etnicidades falsas como “Black Irish” y “Black Dutch” originaron entre los nativos de los Ozarks para poder permanecer en su tierra de nacimiento (U1, p. 26), y nombres falsos se desarrollaron en Missouri desde 1845 hasta 1909 (U1 pp. 34, 35). La práctica de auto-ocultación entre los nativos en los Ozarks aseguró que la gente blanca y negra olvidara de ellos (U1, p. 57); ¡la evidencia de su sostenida presencia acabó explicada como artefacto del pasado!
- Un punto que mereció más atención en su libro era que los grados de sangre constituyen un método nuevo de borro (U1, p. 3).
Vance Randolf notó una discrepancia entre prácticas cheroqui —unos dejando pescados (¿como ofrenda en acción de gracias?) y otros ignorantes de tal superstición (Ozark Superstitions, 1964, pp. 103 y 252)— marcando una variedad cultural. (O quizá fue una consecuencia de borro. En este caso, los ignorantes no sabían de este aspecto de su cultura ancestral, mientras que los practicantes tal vez no entendían del todo el porqué.) Es posible que se debiera un tanto a la cristiandad (con los ignorantes siendo de una familia “más cristiana”). No obstante, el aspecto pagano y obsceno continuaba. En Nakedness in Ozark Folk Belief, Randolf reportó de otro rito indígena. Una familia correría tres vueltas desnuda por los cultivos antes de follar en el suelo bajo la luz lunar (en Smith, U2, p. 19). (Me pregunto si Smith es consciente de que hay paralelos entre esta práctica y los antiguos paganismos mundiales. En algunas tradiciones, el culear en un campo supuestamente era una forma de participar en la fertilidad de la tierra.)
Imposición de identidades
Los investigadores de los años 1970 omitieron la evidencia de una presencia nativa continua en los Ozarks porque sus prejuicios dictaban identidades “inequívocas” y singulares (U1, p. 57), en vez de las “plurales” que resultan con la coexistencia de grupos solapados y variados.
La expectativa —o exigencia— de alta pureza de sangre resulta en la exclusión errónea de individuos de origen indígena (U1, p. 74). Aunque la nación cheroqui de hoy lo hace (cf. U1, p. 220, 21), y en contra de los prejuicios identitarios estadounidenses, las tribus nunca se definieron por la pura genética.
Otros individuos, por adoptar la religión cristiana y/o ciertas instituciones occidentales (posesión privada de tierras y estructura económica) también fueron excluidos como no nativos (U1, p. 149).
Datos históricos
Smith habla de tres “grupos” de cheroquis en los Ozarks:
- Los “antiguos”
- Los que vinieron antes de los años 1780
- Los de después de esa década
Los que entraron la región después tenían jefes que apoyaban los convenios de 1817 y 1819 (U1, pp. 26, 27). (Nota personal: encontrar estos tratados en el libro de Truth Seeker) También algunos del tercer grupo se establecieron en Oklahoma (antes del Sendero de Lágrimas, U1, p. 28).
La economía como factor de rivalidad entre indígenas y colonos (U1, p. 94). Los virginianos querían cortar a los nativos como intermediarios.
Los chickamaugas empezaron como una tribu definida cuando Dragging Canoe y su facción se separaron de la nación cheroqui a finales del siglo XVI (U1, p. 147). Tras esta separación, el grupo se dividió más, reformando su identidad todo el rato (p. ej., la identificación “blackfoot” oriental; U1, p. 148).
El monte Lookout fue un centro de actividad chickamauga a primera hora del siglo XVII (U1, p. 150).
La batalla del río Chickamauga sucedió el 19 y el 20 de septiembre, 1863 (U1, p. 152). (¿Qué de significante hay aquí?)
La banda “White River” —establecido antes del siglo XVII— es un refugio chickamauga (U1, p. 154).
- La nación cheroqui norteña busca beneficiarse con sus narrativas sobre Gardener Green (U1, p. 160) y afirmaciones de ser la “nación padre” de las bandas cheroqui (U1, p. 164).
Los cheroquis aceptaron los remanentes de muchas bandas y tribus derrotadas (The Metis Heritage of the Sizemore Family, en Smith U1, p. 202).
La NC de hoy es la facción de John Ross. Ross quería un gobierno cheroqui federal —que no una confederación tradicional— para mantener la institución esclavista en que participaba antes de trasladarse a Oklahoma (U2, pp. 7, 8). La facción fue obligada a moverse (aunque algunas facciones ya lo hicieron) tras una guerra civil entre los partidarios de Ross y el llamado “Treaty Party” (Smith, U2, pp. 5, 6). El tratado con los Estados Unidos no se firmó bajo las condiciones cheroqui adecuadas (se faltaba un consenso). (Parece que el partido del tratado era la facción de Ridge, p. 56.) Los cheroquis que ya vivían en Oklahoma no querían ni el esclavismo ni una federación que quitaría el poder de sus ciudades (U2, p. 8).
En la década 1830, había tres grupos de facciones cheroqui:
- La nación cheroqui antigua oriental (“Old Eastern Cherokee Nation”), en pro de la asimilación con los estadounidenses
- La nación cheroqui occidental (“Western Cherokee Nation”, de “purasangre”) y con la facción de Ridge (“sangre mixta”) en contra
- Y la de John Ross (U2, p. 55).
- Tras la Guerra Civil norteamericana, la NC —por las élites de la facción de John Ross— actuaba como un gobierno “títere”, para mantener su dominación sobre las demás facción (U2, p. 62).
Incisos personales
Smith leyó mal a Cristóbal Colón (p. 16), como todos.
Smith propone una narrativa marxista en su afirmar que los blancos adinerados y con tierras fueron (1) la causa de la narrativa anti-indígena y (2) la propagó para deflectar el odio de los pobres a pesar de (3) merecérselo ellos mismos (pp. 17, 55). ¿Qué hay de la clase media?
- Al menos es consistente con esta idea. Habla del “privilegio de la clase reinante” en vez del “privilegio blanco” (U1, p. 38).
Es interesante (¡y refrescante!) que Smith reconozca que los cheroquis secuestraban miembros de otras tribus (U1, p. 28).
Smith afirma que los cheroquis nunca fueron una sola tribu inmensa, sino unas federaciones de tribus (U1, p. 32). Por extensión, así todas las “clases” de nativos.
La disolución de las federaciones en tribus autocontenidas fomentó la victoria del etnocentrismo (Smith, U1, p. 39).
Con la extinción de idiomas indígenas, el inglés que los nativos adoptaron cambió, dando lugar a dialectos que señalan quién pertenece a cuál grupo de nativos, y quién no (U1, p. 73). “Silbatos de perros”
Smith dio espacio para hablar de una sociedad secreta llamada The Golden Circle (“El círculo dorado”) que trataba de formar un nuevo país con la esclavitud legal (U2, p. 60).
Me doy cuenta de que la reserva del forte Christanna tiene más significado de lo que pensé. Querré volver a la página (94).
Michael Meade se equivoca en su tratamiento de “la blancura” en su artículo The Dark Roots of Whiteness (citado en Smith U1, pp. 217, 18). Los colonizadores europeos no justificaron su llamada supremacía por “ser blancos”, sino por su etnocentrismo (que se basa en su cultura europea, no su raza particular). La distinción es clara. “El blanquismo” en verdad se originó en los EE.UU., para mantener la institución esclavista.
¿Tú qué opinas?