Sam Harris escribió en su libro Letter to a Christian Nation que la palabra ‘ateísmo’ no debe existir, por la misma razón por la que no tenemos términos para los “no astrólogos”, los “no alquimistas” y las personas que se niegan a creer que Elvis esté muerto. Qué frívolo su aserto.
La mayoría de personas que usan sus cerebros al sopesar el ateísmo —siempre que lo distingan de la ausencia de religión— entiende exactamente por qué tenemos tal palabra. Es porque la falta de creencia en Dios —hasta en cuanto a falta, en vez de la proposición de que no hay Dios— tiene enormes repercusiones en todo ámbito de la vida, además del pensar. Tal creencia —o no-creencia— es un axioma.
La astrología y alquimia, por otra mano, no lo son. Cada una es su propio sistema de axiomas y tesis, opinemos lo que sea sobre sus conclusiones o justificaciones. Por supuesto, también tienen sus ramificaciones, pero no son de tan gran rango como el ateísmo en sus varias formas.
¿Tú qué opinas?