Autodestrucción izquierdista: Palestina y la ideología de género

Hoy leí un artículo de American Wire News (inglés) sobre una protesta pro-Palestina que atacó un desfile de orgullo LBGT+ en la ciudad de Nueva York. La directora ejecutiva Sandra Pérez dijo: “nosotros [el movimiento LGBT+] nacimos de una protesta”. Toda la plataforma X, reportó American Wire, reventó con gozo de que el izquierdismo ahora se coma por dentro. Tonterías.

El enfoque atrapalotodo seguirá como siempre, a pesar de las luchas intestinas que se incrementan y pese a lo frecuentemente que sus límites reciban exposición pública. Esta noticia es solamente uno de los casos más egregios, pero la realidad de disputas en que individuos “pro-gays” riñan con la excitación “trans-lo-que-sea” que aún evoluciona podrían haberse mencionado para hacer el mismo punto, aunque con menos drama. Me quedaría sin palabras por esto, pero puesto que le dije a mi familia que el izquierdismo es una repetición del hobbesianismo, lo entiendo. Thomas Hobbes probablemente no se identificaría como nihilista, pero se debe justamente a que a los nihilistas les faltan valores genuinos que creen que su movimiento puede usar y tragar a los que tienen por útiles para sus causas. Todavía hay gente que evalúa las cosas como “buenas o mejores” y “malas o peores” y actúa como tal. Pero los nihilistas no, y puede que estén cegados al hecho anterior. Sus valores se basan en cómo las cosas se sientan en su paladar.

De allí que se quejen de que los que criticamos la sodomía por inmoral sientan disgusto por ella. Claro, es posible que a algunos no les guste tampoco, pero la pueden tolerar en aras de obtener lo que sí les gusta: la “libertad” absoluta, sin las restricciones religiosas que toman por inauténticas e innecesarias y, por ende, inválidas.

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