Las cosas se empeoran para el Dr. Craig, dado las consecuencias de su apolinarismo. No dudo que es consciente de ser obligado a aceptar la herejía monotelita, e imagino que no le importa. Siendo el Logos, el Señor Jesús tendría la voluntad del Logos, pero sin otra alma como la nuestra en su hipóstasis, no tendría otra voluntad. Incluso si aceptemos que la del Logos encarnado cuenta como “humana”, hay una sola voluntad, y tal vez por ello el Dr. Craig niega la impasibilidad divina. Por lo menos, su monotelismo no le da otra elección.
Según las escrituras, el Cristo sufrió antes y durante su crucifixión, y la explicación ortodoxa es que lo hizo en su humanidad, o sea en su alma humana, precisamente porque la Deidad no puede cambiar. El experimentar pasiones constituye una clase de cambio, aunque de corte accidental en vez de sustancial. Parece que el Dr. Craig no puede apoyar la postura ortodoxa. Nada de lo que leí de él exige que niegue que haya otra alma en la hipóstasis del Dios-Hombre, pero lo que había citado anteriormente sí requiere que tal alma fuera de una natura subhumana (y por eso, no tendría una voluntad propia).
De aquí el problema que me preocupa con él en esta nota: el apolinarismo del Dr. Craig le da la razón a una objeción popular ateísta. Es decir, Dios es supuestamente el mismo tipo de ser que somos los humanos (y por ende no merece la pena de adorar), aunque “más grande” en cuanto a sus atributos más importantes. El Dr. Craig no podrá salvarse de este problema con la observación de que Dios es eterno.
La mutabilidad divina se sigue por la lógica al afirmar que Dios experimentó pasiones en su divinidad en algún momento. Por experimentarlas, cambió, aunque accidentalmente y no sustancialmente. Tampoco esto es aceptable para los tomistas, puesto que cualquiera que sea mudable también se compone de acto y potencia, y por eso es un ser contingente, incluso si fuera eterno. De aquí que el Dr. Craig deba de rechazar el análisis de acto y potencia tomista.
Además, el Dr. Craig necesita contestar a la objeción popular de los ateos. Planeo publicar otra nota sobre este asunto al aclarar lo suficiente mi entendimiento del valor de la objeción.
¿Tú qué opinas?