Conviene observar que el diario de Mariana, además de ser escrito como un mapa mental, es a menudo fragmentario. Ocasionalmente, una entrada se enfoca en un episodio de un día, y otra más tarde se escribe para reflejar en lo que pasó antes. (También pasa que vuelve a ponderar lo que sucedió después en aún otras entradas, todavía más posteriores.) La entrada aquí se trata de un problema político que le molestaba por causa de Desmond, y sigo sin encontrar si pensó en el contexto en otro lugar.
Solo me acosté en la hierba, intentando disfrutar de las nubes. Fue imposible. Ya ni recuerdo cómo se veía ninguna. “Solo es que… —¿Por qué molestarle [a Mikhail] con esto? El problema de Desmond no debe molestarle a este sencillamente por darme dificultades a mí—; Bueno —volví a comenzar—, los humanos parecen tener un problema con la razón. Supongo que empezó con su época de Ilustración, pero ahora hablan como si existiera para controlar las cosas. Incluso los marxistas, y ponen la economía en un pedestal. Pero, sabes… ¿Cómo es que Cristóbal es el único que lo entiende? El entender debe venir primero, y por ese existe la razón. No puedes esperar a controlar muy bien la mayoría de las cosas sin saber siquiera los fundamentos, ¿o sí?”
Cuandoquiera que ‘solo hablamos’ allí afuera, me pregunto a medias si Mikhail crece algo por ello. Y no solamente ‘más estrecho conmigo’. ¿Llego yo a algún sitio, incapaz de notarlo? ¿Lo hace él?
De repente, mi vestido me sintió incómodo. Casi como ‘muy estrecho’. Hormonas odiosas, todo es mensajes ambivalentes por doquier. Me senté recta. Salomón nos miraba desde la acera. “¿Los dos acaban de forcejear?”, se burló. Quise molerlo a palos.
¿Tú qué opinas?