El abismo moral se nos acerca, así pensamos los no izquierdistas, seamos “derechistas” o algo más cercano al llamado centro. Como una “cultura”, mutilamos a los niños para ganancias a corto plazo, si siquiera dejamos que nazcan en primer lugar. Ya hemos abortado más de 60 millones en los Estados Unidos desde Roe v. Wade. Doy algo de la culpa a la anticoncepción por cambiar nuestra idea del sexo desde la raíz, y este ensayo explica mi punto de vista a modo de esbozo.
Es innegable que el sexo existe para la procreación. Cada aspecto de su diseño se relaciona a este propósito, y no se podría explicar su existencia sin dicho propósito. La procreación es la causa final o telos de la sexualidad, y por eso es esencial para entenderlo plena y apropiadamente.
La anticoncepción se pone problemática aquí. Al decir que es buena en toda circunstancia, sin excepción, hay que afirmar por igual que la procreación no forma parte del “como debe ser el sexo”. Es una contradicción, pues la causa final de una cosa es, por definición, parte de cómo debe ser. Es un elemento que determina los demás rasgos en su “diseño”. Sin embargo, los que dicen que la anticoncepción es aceptable siempre y en todos lados están diciendo que la procreación no es la causa final de la sexualidad. Obviamente, es imposible proponer alternativa, ninguna otra cosa sirve para explicar su forma. La única opción restante es negar que tenga telos alguno, lo cual es igual a afirmar que es arbitraria. No hay razón con relevancia moral que explique los detalles de nuestro diseño.
La tesis de que la sexualidad no tiene un “como debe ser” nos lleva a la premisa nihilista de que nada tiene un “como debe ser”. Si la sexualidad, a pesar de ser tan importante para nuestra supervivencia como especie hasta ahora —y por ende el lugar donde deberíamos anticipar con más razón algún tipo de teleología— no tiene causa final de verdad, entonces, a fortiori, tampoco cualquiera.
¿Tú qué opinas?