Hoy hallé por primera vez un sitio web llamado The Thinking Housewife. No dudo que la autora piensa, pero en cuanto a la política, digamos que sus opiniones carecen de buen sentido. Se puso bastante escéptica de los resultados de las elecciones de 2024 en Estados Unidos, quejando de que Trump, a pesar de ganar 2 millones de votas menos que en las últimas, de algún modo triunfara a lo grande. Y esto a la vez que observó que Kamala Harris recibió 14 millones menos que Biden. Esa última observación debió acabar con sus sospechas, pues, a la luz de la proporción, fue una victoria grande. ¿De qué quejar en esta ocasión, además del hecho de que unas 20 millones de votas que se aparecieron en 2020, pero no esta vez, sea bastante extraño? ¡Infirió de inmediato que Trump es oposición controlada!
En otra entrada, aseveró que la herencia india de Kash Patel demuestra que Trump no es pro-estadounidense. Obviamente, no tomó la molestia de indagar en la historia del abogado, quien nació en Nueva York. Puede que sus padres fueran de la India, pero el Sr. Patel mismo no. En una tercera entrada, cacareó que el estado civil de Scott Bessent, elegido para ser el nuevo secretario del erario, es una demostración de los valores anti-familia de Trump. Tres strikes en una sola visita. Había otras opiniones políticas suyas que leí, igualmente desequilibradas, pero no encontré ninguna buena en este tema. Todos somos cometemos locuras de vez en cuando, en especial tratando de asuntos delicados, pero esto da pistas claras del síndrome anti-Trump y de una selectivamente acrítica paranoia (perdona mi repetición). Sin embargo, en todo esto, no escribo para chismear de alguien que me puso cabreado. Más bien, quisiera enfocarme en la tercera entrada y lo que podemos aprender.
El non-sequitur atroz de “valores anti-familia”
Ahora bien, entiendo la inferencia que ahora critico, y casi tengo simpatía con la autora aquí. El conservatismo cristiano sostiene que “el matrimonio gay” es una contradicción y que la familia se basa en un pacto matrimonial. La lógica dicta, dada estas premisas, que no puede haber una familia basada en una relación homosexual. Pero, para que se concluya de modo lícito y relevante que Trump tiene valores anti-familia, hay dos premisas más que tendrían que ser ciertas:
- Trump tiene intenciones anti-familia;
- Su elección se basaba al menos parcialmente en sus valores, en vez de a su pesar.
Si las intenciones de Trump no son anti-familia, la conclusión será irrelevante, en especial en un caso cumulativo para mostrar que Trump nunca debió recibir votas conservadoras. El valor del estado civil de Bessent en semejante caso depende de una conexión entre el carácter de Trump y sus creencias. Pero, las personas no siempre se dan cuenta de las inconsistencias entre sus premisas (o valores) y sus metas. En igualdad de condiciones, no podemos inferir mucho sobre el carácter de alguien de una creencia aislada, y parece que The Thinking Housewife dedujo en demasía. Antes de juzgarlo como malvado en este punto, habría que mostrarle que su tolerancia de ciertas clases de “familias no tradicionales” daría lugar a graves daños a la familia verdadera, y así dañar a la nación. ¿Quién le habrá contado todo esto a Trump? En esta cultura degenerada, nuestra creencia en estas proposiciones dejó de ser obvio hace mucho. Y en vista de sus numerosas responsabilidades, sería injusto exigir que Trump haga tal averiguación solo; es necesario por lo menos intentar cambiarle la mente, o no podemos condenarlo como hizo The Thinking Housewife.
Si Trump eligió a Scott Bessent sin considerar su homosexualidad y su llamado “matrimonio”, la segunda premisa es incorrecta. En tal caso, la conclusión es ilícita, porque le falta justificación suficiente. Da la casualidad de que Scott Bessent dice que es gay, pero Trump no lo seleccionó por eso. Sin mejor evidencia, debemos aceptar que, como Trump dijo, lo eligió porque le parece el mejor para el puesto. Claro, The Thinking Housewife también exhibió escepticismo aquí, pero eso es otro debate. Simplemente no tenemos pruebas de que Trump decidió en favor de Bessent por razones propias del World Economic Forum y su Gran Reinicio.
El principio que pasa desapercibido
Fíjate: ese criterio sigue la misma lógica que una mayoría empleamos en 2024 cuando votamos a Trump. Esa lógica le ganó la Casa Blanca en 2016. Trump no es conservador, pero fue la mejor opción viable para nosotros en los tres ciclos electorales pasados. Y seríamos tontos si lo rechazáramos por no ser “perfecto”, porque Hillary Clinton, Joe Biden y Kamala Harris fueron peores, punto. ¿Qué ocurre? En la política, como en cada forma de autodeterminación, lo importante es tomar la mejor decisión viable. Y es precisamente porque muchos reconocieron esta vez que Harris no fue una decisión viable que ella perdió, gracias a Dios. The Thinking Housewife, sin duda alguna, objetaría que tengo una idea muy distinta de la suya sobre qué constituye viabilidad. Tendría razón en eso; no todos los principios son igualmente importantes, hay una jerarquía. Si fingimos lo contrario, nos volveremos en hipócritas en un santiamén, igual como los izquierdistas ya piensan.
¿Tú qué opinas?